La Dirección General de Tráfico (DGT) ha implementado una nueva señalización en las carreteras españolas: la línea continua roja. Una medida que busca reforzar la seguridad vial y reducir los accidentes en tramos de alto riesgo. Te explicamos cómo funciona.
¿Qué es la línea continua roja?
La línea continua roja es una marca vial pintada sobre el asfalto que complementa la tradicional línea continua blanca. Su objetivo es alertar a los conductores de que se encuentran en una zona especialmente peligrosa, donde los adelantamientos están estrictamente prohibidos. Al utilizar un color más llamativo, se pretende captar mejor la atención de los conductores y reforzar la percepción del peligro en estos tramos.
Implementación en tramos de alta siniestralidad
Esta nueva señalización ya está siendo probada en algunas carreteras convencionales con altos índices de accidentes por adelantamientos indebidos. Una de las primeras fue la carretera A-355 en Coín, Málaga, donde se implementó en un tramo de cuatro kilómetros. Tras seis meses de su aplicación, los accidentes graves disminuyeron en un 30%, evidenciando la eficacia de la línea roja como elemento disuasorio.
Sanciones por incumplimiento
Es importante destacar que cualquier línea continua, ya sea blanca o roja, implica la prohibición de adelantar según el Reglamento General de Circulación. Incumplir esta norma puede acarrear sanciones de hasta 400 euros y la pérdida de cuatro puntos en el carné de conducir.
Experiencias internacionales y futuras evaluaciones
La experiencia en otros países europeos que han implementado señalizaciones similares indica que el uso de colores llamativos en las marcas viales puede contribuir a reducir significativamente la siniestralidad. En España, la eficacia de esta nueva medida será evaluada en los próximos meses, analizando la evolución de los accidentes en los tramos donde ya se ha aplicado.
La introducción de la línea continua roja forma parte de un conjunto de medidas diseñadas para mejorar la seguridad en las carreteras del país. Entre ellas, se incluyen la instalación de radares de tramo, campañas de concienciación y un aumento de la vigilancia en carreteras secundarias, donde se concentra la mayor parte de los accidentes graves.